Descripción
Las alergias alimentarias han experimentando un notable incremento en los últimos años, debido a factores genéticos, ambientales y nutricionales. La introducción en la dieta de nuevos productos y cada vez, a más temprana edad, influye de forma notable. La supresión temprana de la lactancia materna, para pasar al biberón y a la ingesta de cereales, alimentos de gran capacidad alergénica, es otro factor que explica el incremento de las alergias.
Muchas reacciones alérgicas a los alimentos son leves. Sin embargo, un pequeño porcentaje de personas experimentan una reacción grave. Es la llamada anafilaxis, una situación poco frecuente aunque potencialmente fatal en la que diferentes partes del cuerpo experimentan reacciones alérgicas de manera simultánea. Pueden causar urticaria, obstrucción de la garganta y dificultad para respirar.
Los científicos estiman que aproximadamente 11 millones de norteamericanos sufren problemas derivados de su alergia a los alimentos. En Europa se estima que se ven afectados por este problema el 8% de los niños y el 3% de los adultos. En España se calcula que hay cerca de 600.000 afectados. Hasta el momento, no existe una cura para la alergia a los alimentos. Evitarlos, es el único modo de prevenir una reacción alérgica.
El grupo de los «grandes ocho» (leche, huevo, cacahuete, frutos secos, pescado, mariscos, soja y trigo) es el responsable del 90% de las alergias alimenticias. A él deben sumarse los denominados «segundos ocho»: sésamo, semillas de girasol, semillas de algodón, semillas de amapola, fríjoles, guisantes, lentejas, tartrazina, sulfitos y látex.
Existen alérgenos ocultos, cuya detección resulta a veces casi imposible, y que están presentes en los alimentos procesados industrialmente. Por ello, se hace especialmente interesante que la industria sea consciente de este problema y declare la totalidad de los ingredientes empleados, aunque se encuentren en muy baja concentración.